by Liliana Nogueira Pache
Para conmemorar el 75 aniversario del final de la Guerra Civil Española, la Pallant House Gallery, en Chichester, ha inaugurado una exhibición de artistas británicos que se involucraron en la lucha española como algo propio. Hubo escritores, pintores, publicistas, que no solamente participaron en manifestaciones y protestas contra la falta de intervención del Reino Unido ante la amenaza fascista, que pocos años después ensangrentaría toda Europa, sino que organizaron comités de ayuda y muchos tomaron parte activa luchando y muriendo en España en defensa de la libertad.
Pienso en la pintora Felicia Browne, primera y única británica que luchó por la causa republicana, muerta en acción un mes después del comienzo de la contienda y con tan solo 32 años, o en el aún más joven poeta John Cornford, que también entregó su vida el 27 de diciembre de 1936, el día que cumplía 21 años. Y una extraña emoción, mezcla de tristeza y asombro, me atrapa.
Tristeza por esa sangre derramada cuando tenían tanto que ofrecer. Tristeza porque el sacrificio de sus vidas no sirvió para despertar las conciencias políticas.
Y tristeza, otra vez, por sus madres, por sus compañeras. Porque a Felicia la metralla la dejó para siempre en la sierra aragonesa. A John en Lopera, al sur. En Jaén.
Asombro, por el sacrificio de gente comprometida por defender la libertad de otros. Por solidarizarse. Asombro ante esa pasión, ese amor romántico, casi platónico, por nuestra tierra.
‘Conciencia y Conflicto’, que así se llama esta concisa exhibición, muestra más que la visión de aquellos creadores del 36.
Es un viaje a los horrores que marcaron a Goya en 1808 y darían paso al Guernica en 1937. Peregrinaje hasta el Siglo de Oro donde el Greco reclamará asistencia médica, de la mano de E. McKnight Kauffer en su cartel de 1937.
De la misma manera que las dramáticas pinturas de Ursula McCannell me llevan a Robert Capa y a su siempre vivo retrato ‘Muerte de un Miliciano’. Que no por no estar allí, era menos presente.
Este peregrinaje sin fin, de violencia y destrucción se plasma más aun en el cartel que Frank Brangwyn crea para pedir ayuda para los niños y mujeres de España. Porque ese cartel podría ser cualquiera de los que todavía hoy piden socorro para los muchos que continúan atrapados en las atrocidades de las guerras.
Y siento que tengo una deuda con todos aquellos idealistas, visionarios, porque supieron que Hitler y Mussolini, nos romperían el alma. Porque tuvieron la hidalguía y la valentía de hacer lo que los poderosos gobiernos europeos y el estadounidense no quisieron.
A los que todavía hoy luchan por la paz. A tantas personas generosas, como los brigadistas de hace setenta y cinco años en un país que entonces quedaba muy lejos: gracias y feliz Navidad, donde sea que estéis.
(see translation in English, below)
British Artists and the Spanish Civil War
To commemorate the 75th anniversary of the end of the Spanish Civil War, the Pallant House Gallery in Chichester has inaugurated an exhibition of British artists who got involved in the Spanish struggle as if it were their own. Writers, painters, designers not only took part in demonstrations and protests against the refusal of the British government to intervene against the fascist threat that only a few years later would spill blood across the whole of Europe, but also organised committees and many took an active role, fighting and dying in Spain in defence of liberty.
I think of the artist Felicia Browne, the only woman to engage in combat and the first British citizen to die for the Republican cause, killed in action a month after the start of the war, and only 32 years old, or the even younger poet John Cornford who also gave up his life on December 27th 1936, the day of his 21st birthday, and I am overcome by strange emotions, a mixture of amazement and sadness.
Sadness for the spilled blood when they had so much to offer. Sadness because their sacrifice, the loss of their lives, did nothing to move the conscience of the politicians.
And again sadness for their mothers and companions. Sadness because Felicia was shot, to remain forever in the Aragonese mountains. John in Lopera, in the south. In Jaen.
Amazement for the sacrifice of people committed to defending the freedom of others. To showing solidarity. Amazement at the passion, that romantic, almost platonic, love for our land.
This concise exhibition, called ‘Conscience and Conflict’, shows more than the vision of those artists of 1936. It is a voyage through the horrors that so marked Goya in 1808 and that would give rise to Guernica in 1937. A pilgrimage to Spain’s Golden Age where El Greco would cry out for a doctor through the artistry of E. McKnight Kauffer in his 1937 poster (see above right).
In the same way the dramatic paintings of Ursula McCannell lead me to Robert Capa and his evocative photo of ‘The Falling Soldier’, no less present for not being there.
This unending pilgrimage through violence and destruction is captured even more starkly in the poster that Frank Brangwyn created calling for aid for the women and children of Spain (see above left), because the poster could just as well be one of those asking for help for the many who are still suffering from the atrocities of war today.
I feel I owe a debt to those idealists, those visionaries, because they knew that Hitler and Mussolini would break our hearts. Because they had the nobility and bravery to do what the powerful governments of the USA and European countries didn’t dare to.
I give thanks to those who are still fighting for peace, for the generosity of people, like the volunteers of the International Brigades of seventy five years ago who went to a distant land, and wish them a happy Christmas, wherever they are.
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